domingo, 29 de enero de 2012

La Cámara Rota con Rashid Yassin!!

Un Reto Para El Amor…


Van a creer que tengo una ligera fijación por París, pues en post anteriores las películas tienen que ver con este lugar, sin embargo, es tanta su fama como ciudad del amor que ha trascendido fronteras de tiempo y espacio, y como veremos en la película en turno, “Atrévete a amar”, un romance se puede unir más después de la muerte.

El guión de esta cinta trata sobre un juego en el que un niño llamado Julien y una niña llamada Sophie, establecen sus propias reglas para retarse mutuamente para olvidar los momentos más dolorosos de su vida; él, la pérdida de su madre; ella, la discriminación por ser polaca, pero a lo largo de su vida no sabrán cuándo parar con este juego; se golpean, hacen daño, destruyen sus vidas mutuamente, rompen tabúes y esquemas, la vida de otros; el único reto que ambos temen superar es el de decirse lo que siente el uno por el otro, cosa que logran hacer sólo hasta que se encuentran en un reto final, en donde huyen por una puerta falsa para no enfrentar a todos los que hicieron daño, aunque únicamente de esa manera, logran amarse y expresarlo.

 

La fotografía bien lograda con movimientos complejos y tomas muy limpias, ángulos elaborados; la iluminación muy completa con elementos naturales y artificiales, que resalta ciertos de los demás; es una serie con una estructura lineal, el relato es expresivo pero rítmico, porque en la extensión de la película se van mostrando los caracteres.

Una ovación de pie para la exquisita Mario Cotillard por el papel de Shopie: ruda, tierna, temperamental, pero humilde, cambios que sólo ella representa divinamente; Julien, el chico tímido que al ser incitado por Sophie hace cualquier cosa: pega, roba, se desnuda, tiene sexo, lo interpreta con maestría Guillaume Canet; todo esto bajo la dirección de Yann Samuell, quien también participó en el guión junto a Jacky Cukier y de Equinoxe.


En la ciudad del amor, los sentimientos adquieren un rostro distinto, en el que retozan las parejas más extrañas y suculentas, donde vuelan las tragedias de la realeza más altiva y los filósofos más pobres, pero profundos; de Moliere hasta el Marqués de Sade, donde la imperiosa necesidad del sexo y el amor crean la pasión perfecta: París.

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