Llegaste a mi vida, mi mensajero (II)…
Cuando platicamos -esas largas y deliciosas charlas- me haces sentir todo un hombre protector, fuerte, sensual… Pero, también me siento como un niño jugando, riendo, sin preocupaciones… Y tú te sientes una mujer deseada, frágil, sexy… Y una niña a la vez tierna, juguetona y coqueta.

En ocasiones no sé si de verdad existes fuera de ese universo de texturas, recuadros, sonidos, pixeles, iconos, que intentan suplantar las expresiones del alma.

Si todo eso nos sucede a distancia, a través de un teclado que por unos instantes se vuelve una extensión de nuestro cuerpo, a veces me pregunto: ¿Qué pasaría si nos encontráramos un día por la calle?... Nos diríamos todo con una simple mirada, con un beso tibio que callara nuestra plática, yo creo que el mismo universo estallaría entre nosotros.
