lunes, 19 de abril de 2010

Desde la Butaca con Erari!!

Ni Griegas ni Shakesperianas...

Siempre he dicho que el cine es el mejor reflejo de la vida que puede existir; que la séptima inspiración representa capturar diferentes aspectos de la vida real para convertirlos en una pieza de arte, en el mejor de los casos por supuesto.

No obstante, muchas veces el cine se convierte en una realidad utópica que aunque nos conmueva y nos parezca muy romántica, no tiene suficientes elementos de la realidad. No dudo que exista alguna cenicienta en la vida real que haya encontrado a su príncipe, pero en función de la realidad general, es algo que no pasa, aunque tal vez la princesa Letizia no esté muy de acuerdo.

Pero esto no significa que sea la formula única dentro del cine. Al ser una industria muy grande, siempre hay un lugar para cada historia y podemos encontrar muchos ejemplos de finales e historias no muy felices. Esta ocasión, nos toca hablar de las tragedias.

Después de investigar un poco sobre el origen de la palabra “tragedia”, descubrí que surge precisamente del género literario, y en específico, de Shakespeare. Esto me pareció un tanto irónico porque es una palabra que simboliza muchas situaciones que ocurren en la vida real, y que el cine rescata para combinar dos mundos: la realidad y la ficción.

Para dar algunos ejemplos de las distintas tragedias que podemos encontrar en la gran pantalla, elegí tres películas que manejan temáticas, historias y montajes muy diferentes pero que reflejan a personas que podemos o pudimos haber encontrado en nuestra propia vida, personajes que tienen que pasar por cosas fuera de su control y tienen que aprender a vivir (o morir) en pro de solucionar sus contextos. Pero así como ellos manejan estas situaciones, puede hacerlo cualquiera y nos deja la reflexión sobre ¿qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar?

Empiezo con la tragedia que tuvo mayor número de afectados, una historia real y seguramente de las primeras cosas que pensamos al escuchar la palabra tragedia. Definitivamente me refiero a TITANIC. El hecho de ser una tragedia real, le da mucha fuerza al impacto de una película relacionada con el tema.

Titanic, de James Cameron, es una de las películas más taquilleras en la historia de la cinematografía, la segunda para ser precisa (después de Avatar, también de James Cameron). Ésta muestra dos historias al mismo tiempo, una historia de amor dentro de una de las peores tragedias de la historia mundial.

A pesar de que puede parecer que el punto central de la película es la relación prohibida entre Rose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo DiCaprio) no cae en el error de hacer un final feliz de una tragedia tan colosal.

Con una desgracia como ésta, era demasiado idílico pensar que una pareja iba a tener más suerte “gracias a su amor” que tantos cientos de personas que murieron durante este evento.

Por el momento le paro aquí, pero regreso pronto con otros dos ejemplos trágicos de lo que el cine refleja de la vida de tantas personas. Les invito, como siempre, a hacer una reflexión acerca de las cosas que suceden en la cotidianidad de cada vida que, de alguna forma, han sido capturadas de una manera efectiva y artística en 2 horas de celuloide.
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