domingo, 10 de mayo de 2009

Sensual Espiritual con Victoria Dunajev!!

Carne muerta, placer podrido


Cuerpos putrefactos inspiran el deseo sexual al grado máximo, la experiencia de estar cerca de una persona que acaba de fallecer es única, para muchos aterradora, para otros excitante.

Una de las parafilias más horrorosas para la mayoría de la gente es la necrofilia, el placer por los cuerpos muertos, pero también es una de las más recurridas en el mundo del cine, la música, literatura y artes plásticas.

Un hombre masturbándose enfrente de un muerto o teniendo relaciones con el mismo cuerpo, no importando que tenga un día o una semana de haber fallecido, aunque tenga suciedad, aunque huela mal.

Es el gusto por la carne podrida, por aquel ser que algún día tuvo vida, pero que ahora sólo está para dar placer, no para recibir.

No protesta, no se inmuta ante la violación de su cuerpo, no habla, no expresa su emoción mediante gemidos o gritos, sólo está ahí, inmóvil, dejando su cuerpo al gusto y tentación de otro, de alguien que necesita probar la carne muerta para satisfacerse.

Son muchos los grupos de música que utilizan la necrofilia en sus canciones, algunos en los mismo nombres de sus bandas, como Necrophagia, banda de death metal; o como Cannibal Corpse, que ven fascinante el amor a la descomposición natural del cuerpo humano.

Algunas veces este tema es utilizado en tono de burla por los directores de cine, pero en otras películas es el eje central o el final inesperado, como es el caso de la cinta Necromantik en la cual una pareja de novios sólo satisface su deseo sexual con cuerpos que tengan más de una semana de fallecidos.

Otro caso es la escena final de Mi madre, película francesa basada en el libro de George Bataille del mismo nombre, donde el protagonista se masturba en la morgue, enfrente del cuerpo recién fallecido de su madre.

El amor o placer por la necrofilia lleva a muchas personas a rondar por los panteones en busca de cuerpos muertos o putrefactos; esta parafilia tiene mucho que ver con la porquería, con el olor a descomposición y los actos de robo o extracción de aquellos cuerpos enterrados.

Es un placer extravagante, el cual sólo atrae a los más valientes, pues no cualquiera soporta el olor y el tacto de esos cuerpos sin vida, que sólo prestan los pocos huesos que les quedan para brindar placer a otros, a aquellos amantes del gore, de la sangre podrida y de la carne fallecida.

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