La mente humana es capaz de desarrollar cosas que se creían imposibles, como los robots, las clonaciones... sin embargo, no todos los genios son capaces de controlar sus límites, de ahí que a lo largo de la historia existan tiranos que llegan al poder por su habilidad para controlar a los demás y exterminar hasta pueblos enteros, no obstante, en el camino, también hay personas que su obsesión por la ciencia los lleva a enfermedades mentales como la esquizofrenia, justo como el tipo de la película de esta semana: “Pi, el orden del caos”.
La cinta narra, en estructura lineal, la historia de un matemático paranoide afectado de constantes migrañas, que se dedica a la especulación en la bolsa mediante cifras que introduce en una computadora de gran capacidad. Todo se complica cuando en un café neoyorkino se encuentra con unos judíos ortodoxos, quienes lo convencen que “El Torá” está hecho a base de algoritmos, por lo que introduce en la bolsa una serie de números relacionados con esa idea judía. Esto provoca errores en la mega computadora…

La cinta narra, en estructura lineal, la historia de un matemático paranoide afectado de constantes migrañas, que se dedica a la especulación en la bolsa mediante cifras que introduce en una computadora de gran capacidad. Todo se complica cuando en un café neoyorkino se encuentra con unos judíos ortodoxos, quienes lo convencen que “El Torá” está hecho a base de algoritmos, por lo que introduce en la bolsa una serie de números relacionados con esa idea judía. Esto provoca errores en la mega computadora…

Un viejo profesor, dedicado al estudio del número Pi, advierte al esquizoide que no cometa tonterías, pues él ya había experimentado con los mismos errores en sus estudios, pero es demasiado tarde, el matemático paranoico ya era buscado por un grupo de sujetos de una empresa que querían más predicciones, pues las anteriores, paradójicamente, habían sido muy acertadas. También, los fanáticos judíos lo buscaban, pues creían que el número era un error…


La realización del film es extraordinaria, gracias a una fotografía genial; más allá de las tomas y movimientos cámara, que son muy buenos, la textura de la foto, con grano reventado, sobre expuesta y una iluminación en sintonía, le da ese toque de miedo y angustia al estado paranoico del personaje, lo mismo que los movimientos de cámara bruscos, rápidos, brutales, y los sonidos de ambientación, aunque innecesariamente molestos, ruidosos, atascados, que provocan estrés entre el público tanto como el sujeto proyectado.
El director de la cinta es un tipo de culto, nada menos que el gran Darren Aronofsky, autor de títulos como el Cisne negro o Réquiem por un sueño. Esta película no es la excepción a su grandeza, y en la actuación destaca majestuosamente Sean Gullette, como el locuaz matemático, y Mark Margolis, como su experimentado profesor.
El límite para la mente es el cielo, no se sabe lo que en realidad es capaz de hacer, aunque hay muchos paradigmas sobre lo que hace y no, ahí tienen las teorías sobre telepatía y telequinesis…
El director de la cinta es un tipo de culto, nada menos que el gran Darren Aronofsky, autor de títulos como el Cisne negro o Réquiem por un sueño. Esta película no es la excepción a su grandeza, y en la actuación destaca majestuosamente Sean Gullette, como el locuaz matemático, y Mark Margolis, como su experimentado profesor.
El límite para la mente es el cielo, no se sabe lo que en realidad es capaz de hacer, aunque hay muchos paradigmas sobre lo que hace y no, ahí tienen las teorías sobre telepatía y telequinesis…