París: La Ciudad Del Amor… ¿A La Fuerza?...
Existe el estereotipo de que las guerrillas, las luchas armadas, manifestaciones, atentados, etcétera, provienen de países en vías de desarrollo, mientras que en Europa Occidental y América del Norte, todo es felicidad. Afortunadamente, esta imagen ha comenzado a desmoronarse desde finales del siglo XX y, películas como “Irreversible”, demuestran que también en aquellos lugares hay pobreza, violencia y drogas.
La historia del filme francés se basa en un triángulo amoroso: Una chica sale de jerga con su novio, pero también invita al ex novio. La trama se complica cuando la mujer se va de la fiesta, harta de la actitud inmadura de su novio drogadicto, quien se queda al resguardo del ex novio. Al salir detrás de la mujer, los jóvenes llegan a un desnivel de la oscura ciudad de París, justo en el momento en que un padrote deja de golpear a una prostituta transexual para perseguir a la novia y violarla (escena más larga de una violación en la historia del cine). Ante tal situación, el novio y el ex comienzan una cacería del violador, por los lugares más escabrosos de la ciudad del “amor”…
Aunque la película es muy violenta, sobresale por su estructura. Trabaja con flash-back, es decir, es narrada al revés, no de forma cronológica, lo cual la hace muy peculiar, con movimientos de cámara geniales, énfasis subjetivo, una fotografía bien cuidada en cada ángulo y una iluminación estrechamente ligada con la imagen.
Entre el reparto, resalta la actuación de Mónica Bellucci (Alex), quien muestra su extraordinaria capacidad para interpretar a la chica ultrajada, que se caracteriza por ser callada, introvertida y con dudas sobre su relación amorosa; Vincent Cassel, en el rol de Marcus, quien representa a un amante capaz de ser tierno y psicópata a la vez, en busca de venganza desenfrenada; mientras, Albert Dupontel, quien da vida a Pierre, el ex novio, es una persona callada, culta, racional, eterno enamorado de Alex, pero igual, con deseo de venganza.
Es una cinta cinematográfica del año 2002, que seguramente muchos de ustedes ya han escuchado mencionar, aunque, vale la pena recordar, al atreverse a retratar sin tapujos a la otra sociedad francesa de nuestros días, lejos del glamur y belleza, de la mano del director argentino Gaspar Noé.