domingo, 2 de mayo de 2010

Espacio Virtual con Antonio Trani Vargas!!

Smartphones, ¿inteligentes y peligrosos?...

Cada vez las personas utilizan más este tipo de aparatos para revisar sus correos electrónicos, conversar online, escuchar música, ver fotos, usar el GPS, o hablar con otra persona, aunque ésta es la opción menos interesante. No obstante, el uso indiscriminado de este artilugio se ha convertido -en algunas personas- en una necesidad equiparable al alimento, lo que puede derivar en problemas motrices como el denominado Síndrome del Túnel Carpiano.

No es raro ver a personas caminando por la calle con su mirada fija en su celular en vez de estar al frente para evitar algún accidente. La ansiedad por “twittear”, observar las actualizaciones del facebook o enviar mensajes de texto, podría verse interrumpida indeseablemente por fuertes dolores en la muñeca y en los dedos de la mano, al grado de no poder flexionarlos.

Estos son tan sólo algunos síntomas del Síndrome que se produce por la inflamación y/o desgaste de los ligamentos de las manos por la acción repetitiva de ciertos movimientos; en este caso, por el tecleo incesante sobre dispositivos como el BlackBerry o el Iphone, que hoy en día son las marcas de smartphones más demandadas en el mercado de telefonía móvil.

Algunas personas son tan dependientes de estos dispositivos que son incapaces de desarrollar su día sin antes haber consultado el estado del clima, la cartelera del cine, el tráfico o el periódico online (me consta). Quizá sean exageraciones o no, pero es una realidad que algunas personas se gastan toda su quincena en las mensualidades de su nuevo juguete con tal de llamar la atención o adquirir un sentido de pertenencia a una clase social ajena a ellos, aún sabiendo que el móvil sólo es un accesorio.

En países de América Latina como México, las autoridades gubernamentales de salud ya han advertido que el uso irracional de los teléfonos inteligentes puede acarrear lesiones severas en el cuello, hombros y manos, y afectaciones síquicas como el llamado “tecnoestrés”, debido al uso incorrecto de estos aparatos, sobre todo en jóvenes entre 18 y 24 años, aunque no aclaran cuál es el uso “correcto”.

En el caso del tectnoestrés, el malestar es producido por varias razones. Por ejemplo, cuando se extravía el móvil o se descompone, el usuario comienza a generar cuadros de irritabilidad o ansiedad, incluso hasta depresión por la ausencia de éste. Asimismo, esta afectación se genera cuando el individuo quiere usar todas las herramientas tecnológicas que le ofrece su aparato, pero al desconocer cómo utilizarlas termina con estrés.

En último lugar, este tipo de estrés puede surgir del anhelo de querer apropiarse de un dispositivo móvil inteligente y no poder hacerlo, regularmente por razones económicas, lo que incluso ocasiona que el sujeto realice actos vandálicos con tal de obtenerlo.

Así como estos malestares, seguramente hay otros que se desprenden del uso indiscriminado y hasta obsesivo de otras tecnologías, y, a lo mejor la gente a pesar de conocer los riesgos que implica para su salud, nunca tome conciencia y cartas en el asunto, pero para aquellos usuarios de smartphones que sí lo hagan, aquí unas sencillas sugerencias:

- Evita inclinar la cabeza hacia abajo más de 10 minutos. De preferencia poner los brazos en una inclinación de 90 grados y con la espalda recta. Si se está frente a un escritorio o mesa, apoyar ahí el móvil y descansar la espalda sobre el respaldo de la silla, a fin de no ejercer presión adicional sobre el cuello y la parte superior de la espalda.

- Para prevenir malestares en dedos y muñecas, tratar de enviar mensajes cortos, eludir posturas prolongadas y alternar el uso de los pulgares. Sin embargo, si ya existen dolencias o ligeras inflamaciones, la fisioterapia o los masajes, pueden ser de mucha ayuda.

- Finalmente, la reducción de la frecuencia de escribir mensajes, puede ayudar a mejorar la agudeza visual, pues se ve afectada cuando se acerca demasiado a la pantalla, ya que la atención en ese momento se concentra en un punto fijo y al momento de cambiar el punto visual se puede ver borroso porque el ojo trata de acomodar el enfoque, lo que a la larga es nocivo para el sentido visual.
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