Puntos Sobre las Íes…
En nuestra vida estamos rodeados por ellos, a algunos se les ha agregado más valor del que en realidad merecen. Hablo de una manchita redonda parecida a esta • −el Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como señal de dimensiones pequeñas, ordinariamente circular, que, por contraste de color o de relieve, es perceptible en una superficie.
Al escarbar en mi memoria me topé con unos ejemplos de puntos que alguna vez hemos escuchado:
El punto ciego. Lo primero que vino a mi mente al pensar en este tipo fue la situación que se da frente al volante. Al conducir un vehículo, el punto ciego se crea entre el retrovisor y nuestro ángulo visual, existe un pequeño espacio en el que se pierde visibilidad, lo que obliga al conductor a voltear ligeramente antes de rebasar o cambiar de carril.
En nuestro cuerpo el punto ciego también existe, es la unión entre la retina y el nervio óptico. Esto ocasiona una falta tanto de conos como de bastones, perdiendo así toda la sensibilidad óptica en esa área. Al tener dos ojos, uno suple o rellena ese espacio en blanco del otro. Si tuviésemos sólo un ojo, o fuésemos un cíclope, nuestro cerebro recrearía virtualmente y rellenaría esa pequeña área en relación con el entorno visual que la rodea.

En fin, otros tipos pueden ser: Punto de turrón, Punto de canoa, Punto ortográfico, Punto cardinal, Punto crítico, Punto céntrico, Punto crudo, Punto de apoyo, Punto de hebra, Punto de referencia, Punto de partida, Punto musical, Punto neurálgico, Punto negro, Punto positivo, Punto G, etc…
Afrontémoslo estamos rodeados de puntos. Tan sólo en lo que va de la redacción de este artículo hay 101 puntos. Pero, centrémonos en el último ejemplo enumerado en el párrafo anterior: El Punto G.
El Punto G, también conocido como la zona Grafenberg (descubierta por el Dr. Ernest Grafenberg), es una zona erógena del ser humano. Al estimularlo, se produce una reacción sexual intensa que se acompaña de orgasmos muy fuertes. El punto G de la mujer está situado en la pared anterior superior de la vagina; mientras que el del hombre corresponde a la glándula prostática y el perineo.

El único acceso al punto G del hombre es a través del ano, estimular el punto G del varón es una práctica estigmatizada. Raúl Serrano en “10 mitos sexuales masculinos” escribe al respecto: La estimulación en el hombre igualmente puede hacerse mediante el tacto a través del ano, desde donde se puede guiar un dedo a través de la pared frontal de su recto, aproximadamente 5 centímetros, hasta notar pequeño abultamiento en forma de nuez, el punto G masculino. Como se puede imaginar, no todos los varones están dispuestos a gozar la experiencia.
Esa pequeña nuececilla es la responsable de las erecciones, la eyaculación y… los orgasmos. Para llegar a esta glándula se recomienda que previo a penetrar con el dedo, se toque suavemente el ano con movimientos circulares, se utilice lubricante para que no exista molestia, y se use un guante de látex o condón, o bien, recurrir a juguetes sexuales que, debido a su forma, logren rozar y estimular el Punto G.

El punto L es el nombre dado a la parte exterior del músculo pubococcígeo, ubicado entre la parte inferior de los testículos y el ano. Este músculo es el responsable de las contracciones de la pelvis y del ano durante el orgasmo.
Felipe Isidro en su artículo “Pene saludable con ejercicio de pubococcígeo” señala que un grupo de investigadores de la sexualidad llegaron a la conclusión que los hombres pueden llegar a tener varios orgasmos sin necesidad de eyacular y sin perder la erección. ¿Cómo? Haciendo ejercicios que involucren al pubococcígeo como los de contracción del músculo o ejercicios de Kegel que, en hombres, ayudan a controlar la eyaculación, logrando relaciones sexuales más largas y más placenteras.
En general un suelo pélvico y en particular un músculo pubococcígeo fuerte permiten mantener erecciones más intensas y duraderas e impedir la eyaculación simplemente con su contracción voluntaria para cerrar el canal eyaculador, explica Isidro.
Cabe mencionar que este punto puede estimularse con sexo oral, a través de la masturbación o durante el coito. Encontrarlo y decidir cuál es la forma que mejor les funciona y apetece es su tarea.
Punto final.