¿Un retroceso en la evolución?...
¿Cuántas veces no hemos escuchado en bodas el famoso coro: “¡beso! ¡beso! ¡beso!” que incita al roce de los labios entre los recién casados? Conforme los novios se acercan y obedecen, la gente comienza a cohesionarse y… la cuarta palabra se transforma en “sexo, sexo...” lo que la masa observadora vitorea; en mi opinión en forma de catarsis.
Lamento decepcionar a todos aquellos que acostumbran este tipo de cánticos gregorianos en cualquier reunión social, pero SEXO es una palabra que continúa siendo utilizada incorrectamente cuando es citada (leída, cantada o gritada), al ser “penetración” lo primero que brota en la mente y ser considerada cruda y censurable. En realidad esta pequeña palabra de cuatro letras resulta inofensiva, tanto como pintar un cuarto de azul o rosa.
Así es, el sexo es la Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas. Lo mismo que decir hombre o mujer/ macho o hembra/ femenino o masculino, por decir algunos.

Actualmente el significado de coito se ha desarrollado y ampliado, ahora se habla de tres tipos de cópula: la cópula vaginal, que implica una penetración del pene a la vagina; la cópula oral, contacto de la boca con órganos sexuales; y la cópula anal, penetración del pene en el ano.
Dejando de lado lo biológico, podría decir entonces que el coito tiene como objetivo experimentar la sensación de placer en aquellos que lo lleven a cabo.
En ese sentido, el hombre junto con otras tres especies -los bonobos, chimpancés y delfines- se aparean, incluso, cuando la hembra aún no está en su estro (o etapa ideal para reproducirse); es decir, por puro placer, además llegan a desarrollar comportamientos homosexuales.
No obstante, existen otras formas de experimentar esa sensación tan satisfactoria y cálida (placer) cuando falta una pareja sexual y cuando se necesita liberar la tensión erótica acumulada en el cuerpo: la masturbación.
Aquellos tiempos en los que se recurría a la famosa “mano amiga”, “gayola”, “manuela”, “meterse el dedo”, “pajearse”, entre otras, han quedado atrás; si la inteligencia del humano lo ha llevado a la luna ¿imagínense? La construcción de herramientas de auto placer, como lo son penes y vaginas artificiales, son prueba fehaciente de la evolución.
De tal suerte, existen materiales como el látex que son suaves, amigables para el tacto y para el contacto también; además, los procesos tecnológicos y de fabricación a los que son sometidos han llegado a recrear materiales que se aproximan, de una manera sorprendente, a la piel humana.
