Superproducciones: pros y contras
En la actualidad, el mundo del cine es dominado por un gigante estadounidense dedicado a crear materiales que recauden millones de dólares, después, generan mercancías que crean otros cuantos. Estas producciones terminan siendo publicitadas en todo el mundo y de todas las maneras posibles, creo que ya pudieron notar que hablo de Hollywood y de sus hijas favoritas: las superproducciones.
Una superproducción es una película con grandes presupuestos y espectacularidad y lo cual no cualquiera puede pagar por lo que se relacionan mucho con Hollywood, ya que es la industria que prácticamente las inventó y hasta la fecha las ha mantenido vivas.
Una vez que las técnicas cinematográficas fueron dominadas, empieza el auge de las superproducciones, se dan cuenta de lo que el cine y sus historias pueden lograr y crean escenarios impactantes, recrean pasajes históricos con los actores más reconocidos de la época y con miles y miles de extras. Ejemplos de esta época pueden ser las superproducciones de matices religiosos como Los 10 Mandamientos de Cecil B. De Mille y épicas como Ben-Hur (William Wyler, 1959) o Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963).

Lo anterior explica muy bien la popularidad de estos temas en la pantalla grande, nos hemos cansado de la realidad y los millones en inversiones de Hollywood nos ayudan a vivir experiencias que la realidad no nos puede proporcionar.
Pero esto no significa que la superproducciones sean exclusivas de estos temas, ya que por definición, cualquier película que refiera una cuenta de gastos muy abultada y bien invertida, puede catalogarse como una superproducción como el caso de Titanic (1997); los efectos especiales no simulan ninguna actividad extraterrestre ni nada parecido, pero muestra de manera muy bien lograda una dramatización de cómo pudo haber sido esta catástrofe lo que, dejando un poco aparte la trama romántica, conmocionó a los espectadores y creo aun más empatía con los personajes y la situación en general.
La película costó aproximadamente 247 millones de dólares. En su primer fin de semana ya había recaudado 28 millones de dólares y en total recaudó, en todo el mundo, casi mil 900 millones de dólares, una cifra para nada despreciable y de la cual James Cameron obtuvo muy poco por un mal logrado acuerdo con los productores, pero esperemos que le vaya mejor con su última superproducción Avatar, de la cual hablaré en otra ocasión.

Gatúbela es uno de los fracasos más sonados e inexplicables, tenía mucho para ser un éxito, incluyendo a Halle Berry con poca ropa, pero una historia inconsistente no respeta ni los millones invertidos ni el Oscar de la protagonista, su producción costó 100 millones y recaudó 73, varios millones de pérdidas, pero no es el caso más lamentable. Pluto Nash corrió con una suerte mucho peor que ni el carisma de Eddie Murphy pudo contrarrestar con una producción de 100 millones y “ganancias” de 7, definitivamente un 93% de pérdidas no ayuda mucho a la industria.