jueves, 14 de agosto de 2008

Café y Cigarrillos con Rebeca Banda!

Orgullo deportivo

Cada cuatro años se vive en el mundo la fiesta del deporte, deportistas profesionales y amateurs se reúnen para dar gala de sus habilidades y cualidades, las olimpiadas desatan el orgullo deportivo de las naciones.

En esta ocasión la sede de esta justa olímpica es Beijing, un territorio muy lejano, místico y singular; nación que cuenta con la mayor población en el mundo y por consecuencia los altos índices de contaminación son catastróficos, pero eso es lo de menos, China abrió sus puertas al mundo y por 15 días los ojos del mundo entero están posados en esa región.


Pero hablando deportivamente la presión de los deportistas es más grande que la de los pobladores de Beijing, todos los competidores sueñas con llevar a casa una presea, el triunfo de instante y grabar su nombre en la historia deportiva, pero no todos lo logran y pocos son los que consiguen deshacerse del estrés y sobresalir de entre la multitud.

Y es que no es para menos, la presión de los participantes crece aún más cuando en sus países son denominados como “la esperanza nacional”, o cuando tienen que romper con un record establecido de medallas o cuando les son prometidos grandes incentivos económicos a cambio de una medalla.


Es en ese momento cuando no solo el orgullo de un deportista está en juego, sino también el orgullo de todo un país, pues muchas de las veces las federaciones del deporte no cuentan con los suficientes recursos para enviar a sus deportistas y hacen un esfuerzo inimaginable para hacerlo, obvio la mejor recompensa sería una medalla.


Pero muchas de las veces esa presión ejercida por los gobiernos no es muy sana para los participantes, pues su preparación no es la mejor comparada con la de otros deportistas y esto llega a minar la confianza, o también existe el caso contrario, ahí les va un ejemplo: el dream team de basketball de Estados Unidos.


Durante años los integrantes de está selección han sido los mejores jugadores de la NBA, y obviamente son jugadores que ganan millones de dólares por contrato en esa liga, son ídolos en todo el mundo y el resto de las selecciones temen jugar con ellos, esto no solo les hace tener más confianza en los partidos y tener visualizado su objetivo de una medalla de oro, sino que también los perjudica pues el ego les crece demasiado y su actitud se vuelve prepotente y altanera.


Pienso que las federaciones deportivas, entrenadores y deportistas deben trabajar ese punto esencial que es la confianza, pues la mentalidad de ganadores a veces queda por los suelos cuando son enfrentados con potencias deportivas; no se debe pensar solo en superar las marcas personales, para eso están los campeonatos mundiales u otro tipo de justas deportivas.


El objetivo es ganar y no importa si una gimnasta guatemalteca se enfrenta con una estadounidense; o si la selección de futbol de Ghana se enfrenta con la de Inglaterra, las posibilidades son iguales, el orgullo deportivo está en juego y la moneda esta en el aire, ganar es todo.

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