Nadando en el lago de los cisnes…
Un título que a todos nos suena familiar, al igual que la trama. Ballet con más de 100 años de existencia, que genera tanto presentaciones taquilleras como historias por contar. Relato que no ha tenido tantas variaciones desde su creación; básicamente existen tres finales: donde los enamorados se quedan juntos, donde se mueren juntos o donde la protagonista se suicida.

Por mi parte, no dudo que esté lleno de belleza, pero incluso lo oscuro o siniestro, puede ser bello, por ejemplo, las fotografías de Diane Arbus. Sea cierto o no en el caso de esta cinta, no se debe olvidar que, el arte también puede ser tenebroso y que, el cine es ficción, por lo tanto, es una representación de la verdad y la realidad.
Como sea, la publicidad positiva o negativa, siempre es favorable; parece que esta película ayudó bastante a que volviera un interés por la historia, tanto así que en la Ciudad de México como en otras ciudades se agotaron las entradas para la presentación del ballet de este año. Definitivamente, uno de los ballets más hermosos y espectaculares que se han podido crear; los movimientos de los bailarines, la música (Chaikovski), la escenografía y vestuario hacen de éste una experiencia sublime, de lo más cercano con lo que uno puede no presenciar, sino vivir el arte.
