El Mainstream del Rock…
El Rock es un género musical, del que no sólo han derivado subgéneros y variados matices, sino que también del mismo, han surgido fenómenos ideológicos pues en sus inicios sirvió como una plataforma para expresar el rechazo hacia el sistema capitalista, hacia la manipulación de gustos y contra la cultura hegemónica en general. Desde que nació, el Rock siempre ha causado incomodidad a las autoridades, pero éstas con el paso del tiempo han aprendido sus rasgos con el fin de controlarlo.
En los años 60, los músicos buscaron sus propios espacios para tocar, hasta convertirlos en foros y festivales como el Woodstock en EE. UU. La gran aceptación popular de este festival, yace en que un puñado de jóvenes, compartía los mismos problemas y experiencias de los otros; le dieron una carga ideológica a la música. Las autoridades de ese momento no sabían enfrentar el arma del Rock, pero el simple hecho de otorgarles permiso para su desenvolvimiento, significó la toma del control sobre sus actividades.
Abrir una tienda de ropa, un bar o realizar un festival, requiere pedir permiso a la institución gubernamental correspondiente, ya que se utiliza un espacio regulado por ellos. De este modo, se vigila todo lo que en esos espacios se lleve a cabo, pues las condiciones las pone quien administra.
El consumo favorece a las autoridades y a los poseedores de los modos de producción; si hay un producto a la venta, es porque hay un consumidor. Y la audiencia de los grupos musicales, tiende a imitar la imagen que ven y, en muchos de los casos, magnifican esa imagen, le agregan otros elementos a su vestimenta como una especie de tributo y apoyo que en cierta medida, expresa el sentido de pertenencia y de convención de ideas.
La modificación de la imagen que se establece, se debe a que no quieren confundirse ni parecerse al resto de la sociedad, es un distintivo que traza el límite de su persona con el exterior. Así se manifiesta el discurso de los grupos opuestos que surgen en la ciudad, en la imagen, y ésta es una de las condiciones postmodernas del Rock. La reproducción de la imagen, no sólo enaltece la fantasía y el goce, le da una mayor ventaja a la mercadotecnia y, además, posee un carácter efímero que en palabras de David Harvey, en La Condición de la Postmodernidad, implica que “la fugacidad de esas imágenes pueden interpretarse como parte de la lucha de lo grupos oprimidos de cualquier tipo, para establecer su propia identidad (en términos de cultura callejera, estilos musicales, ropa y moda hecha por ellos mismos) y la fiebre por convertir esas innovaciones en ventajas comerciales”.
Cuando se reproduce la imagen del Rock para el comercio, su identidad e ideología pierden sentido, en esa medida, se le deja de ver como un género musical y queda expuesto como una simple moda, en la cual sólo importa lo visual. Así es como la cultura hegemónica, busca las formas de vencer a los grupos de resistencia y totalmente opuestos; lo hace por medio de la comercialización. A pesar de ello, la música es el registro que queda y se prolonga a través del gusto y del oído, es un legado difícil de destruir, podrán distorsionarlo, pero jamás eliminarlo.
El consumo favorece a las autoridades y a los poseedores de los modos de producción; si hay un producto a la venta, es porque hay un consumidor. Y la audiencia de los grupos musicales, tiende a imitar la imagen que ven y, en muchos de los casos, magnifican esa imagen, le agregan otros elementos a su vestimenta como una especie de tributo y apoyo que en cierta medida, expresa el sentido de pertenencia y de convención de ideas.
La modificación de la imagen que se establece, se debe a que no quieren confundirse ni parecerse al resto de la sociedad, es un distintivo que traza el límite de su persona con el exterior. Así se manifiesta el discurso de los grupos opuestos que surgen en la ciudad, en la imagen, y ésta es una de las condiciones postmodernas del Rock. La reproducción de la imagen, no sólo enaltece la fantasía y el goce, le da una mayor ventaja a la mercadotecnia y, además, posee un carácter efímero que en palabras de David Harvey, en La Condición de la Postmodernidad, implica que “la fugacidad de esas imágenes pueden interpretarse como parte de la lucha de lo grupos oprimidos de cualquier tipo, para establecer su propia identidad (en términos de cultura callejera, estilos musicales, ropa y moda hecha por ellos mismos) y la fiebre por convertir esas innovaciones en ventajas comerciales”.
Cuando se reproduce la imagen del Rock para el comercio, su identidad e ideología pierden sentido, en esa medida, se le deja de ver como un género musical y queda expuesto como una simple moda, en la cual sólo importa lo visual. Así es como la cultura hegemónica, busca las formas de vencer a los grupos de resistencia y totalmente opuestos; lo hace por medio de la comercialización. A pesar de ello, la música es el registro que queda y se prolonga a través del gusto y del oído, es un legado difícil de destruir, podrán distorsionarlo, pero jamás eliminarlo.