El Lado Oscuro del Sexo...
“La primera ley que me indica la naturaleza es deleitarme a costa de quien sea”.
Marqués de Sade, escritor y filósofo francés

La palabra proviene del griego pará: ‘al margen de’; y filía: ‘amor’, aunque en la actualidad se utiliza para referirse a una desviación sexual. Hablar de su origen es controversial: a finales del año 1700 las parafilias eran muy comunes, para muestra, el Marqués de Sade, de quien, por cierto, procede el nombre de una de las parafilias más comunes: el sadismo. Explicar las causas de estos desórdenes es causa de discusión, sin embargo, según la psicología, hay 3 factores en el inconsciente que los desencadenan:
• Voluntad de poder: en donde el individuo debe demostrarse a sí mismo que tiene mayor poder o superioridad sobre su víctima.
• Riesgo: El implicado en el acto parafílico que genera una excitación.
• Desquite: Existe un sentimiento de revancha como una reparación del daño que sufrió durante su infancia, y lo acompañan la hostilidad y el resentimiento.

Entre las típicas se encuentra el travestismo, placer que se obtiene al vestirse con ropas del sexo opuesto; sadismo, generar dolor físico en la pareja; masoquismo, provocar lesiones y humillaciones en uno mismo; fetichismo, necesidad de objetos o partes del cuerpo para alcanzar la excitación; zoofilia, coito con animales; exhibicionismo, goce de ser visto; voyerismo, contrario al exhibicionismo: disfrute de ver; y la pedofilia, aquella que usa a los niños.
Las atípicas como la coprofilia, coprofagia y urología, se relacionan con las heces fecales y la orina; el froterismo, frotar genitales contra personas generalmente desconocidas; y la necrofilia, mantener coito con cadáveres.
¿Cuál es el límite de las parafilias? Nadie puede negar que previamente al coito existan mordiscos, la admiración por alguna prenda íntima y todo aquello que nos ayude a elevar la excitación, pero el confín de referidos estímulos, para convertirse en una patología, aparece cuando uno de los amantes se obsesiona por practicarlo sin respetar la dignidad y los deseos de su pareja para alcanzar placer: la parafilia se convierte en el fin y no en el medio para obtenerlo.
Las parafilias que no dañan a terceros o donde la pareja está de acuerdo, no necesita tratamiento; caso contrario a las personas que se obsesionan y dañan a su pareja, a terceros e incluso a ellos mismos.
