Amor...

recorriendo cada surco
de este gris laberinto,
atravesando las paredes
de la razón.
Te he visto acercarte
de forma silenciosa
alumbrando los pasillos…
correr acelerado
a los brazos del olvido,
caer rendido
al placer de la locura.
Te he visto alimentarte
vorazmente
de mundo invisibles,
que sólo bajo tu mirada
se pueden apreciar.
Ahora… abrázame,
envuelve mi cuerpo
con los murmullos
de tu existencia eterna
como todo lo que has creado.
Te he esperado
y te sigo esperando…
son los surcos
de este gris laberinto,
arrojando a los brazos del tiempo
lo vivido.
Te sigo esperando
con placer y locura,
con fantasía y realidad.
Te sigo esperando
sentada en la eternidad… Amor.