domingo, 16 de enero de 2011

A Través del Espejo con Lucía Plascencia!!

Yo no olvido al año viejo…

A 15 días de haber iniciado el 2011 no sé si desear feliz año nuevo aún sea válido. Considero que decirlo luego de las uvas, los doce deseos, el abrazo apresurado, el brindis mal hecho, etcétera, da la oportunidad de disfrutarse más.

Como bien diría la canción de Tony Camargo, yo no olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas, por nombrar una: el típico brindis de año nuevo; no me refiero al que se realiza el 31 de diciembre en la noche rodeado de familiares y amigos, sino al que muchas empresas realizan como mera táctica de comunicación organizacional.

Tras los discursos de los jefes, gerentes y cualquier persona que se jacte de ser “líder” de una corporación, el brindis comienza a tomar forma. Luego de que éstos se despidan, salgan de la sala o desaparezcan, los compañeros de trabajo (ya entrados en copas y confianza) dan paso a la tertulia y a temas que serán enumerados en este espacio durante el 2011.

En esta ocasión hablaremos del mayor órgano de nuestro cuerpo: la piel… específicamente la que cubre el pene. En general, la piel actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, lo salvaguarda; sin embargo, existen situaciones, sustancias y enfermedades que podrían lastimarla.

En ocasiones pueden aparecer enfermedades difíciles de diagnosticar y que requieren un tratamiento especializado por un médico experto. Algunas lesiones que aparecen sobre la piel del pene y el escroto pueden ser las siguientes: Pápulas perladas, granulomas sebáceos, linfangitis esclerosante del pene, moluscum contagiosum, trombosis vena dorsal del pene, todas ellas lesiones menores; el herpes genital, sífilis, chancroide y linfogranuloma venéreo, Papilomavirus, balanitis y balanopostitis, gangrena de Fournier, Condiloma acuminado, sarcoma Kaposi, entre muchas otras, lesiones traumáticas sobre el pene.

Apuesto a que jamás pensaron que el pene pudiera ser propenso a recibir tantos estímulos externos que pudieran dañarlo. Si bien la zona genital es un área que se procura, se cuida y se mantiene limpia, es propenso que sufra lesiones graves. ¿Pero qué tipo de infección en el genital masculino podría ocasionar un olor tan fuerte para que éste fuera captado por otras personas?

La respuesta es la balanopostitis y la candidiasis. La primera es inflamación del glande ocasionada por una infección en el prepucio, algunos síntomas son: enrojecimiento e hinchazón del prepucio y/o pene, secreción amarillenta y con olor fétido y dolor en el prepucio y/o pene.

En el origen de la infección pueden encontrarse varios tipos de estreptococos, hongos como la cándida albicans y protozoos, como el Pseudomonas aeruginosa y el Trichomonas vaginalis.

Esta enfermedad es ocasionada por lo general por la higiene deficiente en los hombres a quienes no se les ha practicado la circuncisión, por no enjuagar adecuadamente el pene al bañarse.

La candidiasis es una infección ocasionada por un hongo, los síntomas se caracterizan por lesiones cutáneas, enrojecimiento y/o inflamación de la piel, acompañada por salpullido. La forma más frecuente de contagio es a través del contacto sexual, pero también puede ser por la ropa u objetos usados.

Para prevenir cualquier enfermedad se debe procurar tener una buena higiene diaria para así eliminar el esmegma, sustancia cremosa constituida por las secreciones de las glándulas sebáces y por los minúsculos fragmentos de la piel, misma que suele alojarse en el reborde que queda entre el glande y la piel del prepucio.

Es recomendable lavarse bien antes y después de mantener relaciones sexuales para eliminar residuos de los fluidos genitales. Y utilizar condón para evitar una enfermedad de transmisión sexual.

En caso de infección, se debe acudir al médico para que establezca un tratamiento oportuno.
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