domingo, 15 de agosto de 2010

A Través del Espejo con Lucía Plascencia!!

Στο ελληνικό…

Fue en segundo año de preparatoria cuando me topé con una materia que jamás pensé que me serviría en el futuro: Etimologías Grecolatinas. Un montón de letras griegas, palabras parecidas a especies científicas de insectos y complejidad por doquier.

Parece simple, cuatro letras griegas que antepuestas a palabras del español crean múltiples significados, por ejemplo: políglota, monoteísmo, poliedro, monociclo, monogamia y poligamia.

Enfoquémonos en las últimas dos. La monogamia es definida como régimen familiar que veda la pluralidad de esposas, es una relación exclusiva entre dos personas. En nuestra sociedad (latina) y en aquellas que profesan el catolicismo esta práctica es la “única y verdadera”. Sin embargo, con el paso de los años, su antitesis ha cobrado fuerza: la poligamia.


La poligamia es una forma familiar en la que se admiten los matrimonios múltiples, un hombre con dos o más mujeres o una mujer con dos o más hombres; es practicada tanto en la cultura islámica como en la hindú.

¿El hombre por naturaleza es polígamo? Si lo explicáramos desde una perspectiva biológica, la respuesta sería sí.

Malcom Potts y Roger Short en su libro Historia de la sexualidad: desde Adán y Eva, explican que el macho tiene en su organismo un impulso por procrear, digamos que es el fin por el que viven, poblar al mundo con su semilla.

La poligamia resulta bastante evidente si consideramos que un hombre es capaz de ser padre de muchos más hijos que los que puede parir una mujer. En principio, una mujer puede liberar hasta 450 óvulos durante toda su vida, pero no todos serán fecundados, mientras que un hombre produce 150 millones de espermatozoides cada día.

Para las hembras humanas resulta más complicado poner en práctica la poligamia, ojo no en todas las especies, ya que las exigencias de la crianza de un hijo hacían que resultara cada vez más ventajoso tener a un hombre ligado a la mujer que ayudara a alimentar, cobijar y proteger a su pareja y a su descendencia.

¿Podríamos concluir entonces que la mujer es monógama y el hombre polígamo?

No necesariamente. Existen dos términos derivados de la poligamia: la poliginia, cuando el macho tiene más de una pareja sexual; y la poliandria, cuando la hembra tiene más de una pareja sexual.

Un ejemplo de estas prácticas es el swinging, iniciado en la década de 1920. Este estilo de vida involucra juegos entre parejas y chic@s solteros, tríos, gang-bangs, sexo en grupo, soft-swing (intercambio suave de pareja en el que no existe penetración), hard-swing (intercambio completo de pareja), etcétera.


La diversidad es parte de este mundo, no podemos darle la espalda y menos al saber que el engaño sexual es común en occidente; a pesar de que se ha encontrado un gen de la fidelidad, uno de cada cinco hombres y una de cada diez mujeres admiten ser infieles durante el matrimonio.


¿Qué es correcto y qué no? Nadie lo sabe. Dolores de cabeza regresaron con este post, probablemente mi mente se predispuso a la materia que tanto aborrecí en la preparatoria.

Debo confesar que lo único griego que he retomado en mi vida es aquella palabra sin un significado en especial que utilizan los griegos al beber.


¡Opa!


blog comments powered by Disqus