domingo, 29 de noviembre de 2009

Not All Who Wander Are Lost con Babis Cannabis!!

Frustraciones al aire

Aprovechando que el tema anterior fue dedicado a las tocadas, los espacios dedicados a la difusión de la música creada por la juventud de nuestros tiempos, ahora les hablaré de un elemento sin el que una tocada no está completa: el slam.

Si tú no eres del tipo de personas que disfruta de arreglarse con sus mejores trapos para ir al mejor antro de la ciudad y disfrutar del “perreo” del reggaetón y eres más del tipo que le gusta tener un experiencia religiosa con el sonido de unas guitarras y una bataca en vivo, junto a unos cuantas decenas de personas sudorosas junto a ti, entonces tu sabes de qué estoy hablando.

Aunque el slam recibe distintas denominaciones, el nombre histórico y correcto al consultar otras fuentes es el de: Pogo, pero también es llamado slam o mosh en algunas ocasiones. El slam es un baile sencillo caracterizado por el movimiento energético del cuerpo que se mueve intentando seguir el ritmo de la música. En el slam se dan patadas y golpes al aíre, así como brincos y empujones a las personas que se encuentran a tu alrededor.

Para que el slam pueda transmitir la energía necesaria se necesita que haya un considerable número de personas; para que los empujones y el baile puedan transmitir la energía que la música está proyectando.

El slam sirve para sacar al aíre todas esas emociones y frustraciones que se traen dentro y suele llevarse a cabo cuando la música que está siendo interpretada por la banda está logrando forma un vínculo con el público; es por eso que se desarrolla siempre frente al escenario y, sobre todo, en tocadas de géneros musicales fuertes como por ejemplo el punk, hardcore y heavy metal, aunque también se da en presentaciones de ska, sólo que en éstas, el slam se fusiona con otras características para combinar los golpes y movimientos frenéticos con aspectos de la tradición reggae, haciendo de este tipo de slam, un baile menos violento.

Existen distintas variaciones del slam que combinan otros elementos. Estas variaciones usualmente se dan en el hardcore y el metal en general, creando conceptos como los llamados “círculos de la muerte” o los “death walls”. Los círculos de la muerte consisten en formar un círculo lo más grande posible y correr en forma circular hasta esperar el momento más rápido y emotivo de la canción para comenzar a chocar violentamente con el resto de las personas que participan.

Durante los death walls se suele dividir al público en dos grupos, los cuales deben estarse mirando frente a frente para que cuando la rola comience los dos grupos corran para chocar unos contra otros.

Debido al número de personas y los fuertes golpes que son lanzados al aíre, es habitual levantar a algún caído o lastimado para evitar que la violencia del baile llegue a consecuencias mayores.

En definitiva, el slam va unido a la emotividad, fuerza, agresividad y poderío de la música (sea la que sea la que se esté escuchando) y es una muestra más de las alternativas a bailes de otros ritmos comercializados y tradicionales.

El slam es un ritual terapéutico. Si tus días no han ido bien últimamente y tienes la oportunidad de ir a una tocada, definitivamente el slam puede ser una buena opción para sacar todas las frustraciones de tu sistema.

Soy babis, nos vemos en quince.
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