6 años después...
Comparto con ustedes una de mis fases favoritas: “¡20 siglos después...!” El número dependerá de qué tanto queramos enfatizar el tiempo en que alguien tardó en llevar a cabo algo.
¿Por qué compartir lo anterior con ustedes? Primero, mi hermano mayor (asiduo lector de este espacio) me comentó que escribo únicamente de sexo y miembros, en general, los hombres resultan afectados. Y segundo, el 17 de octubre resulta ser una fecha importante para mí.

Ahora, seis, veinte o veinticinco años después, mi duda es la siguiente: ¿El amor tiene caducidad? ¿Podrías despertar un buen día y decirle a la persona junto a ti: ya no te amo, ya no te necesito? Y si eso ocurre ¿qué debe hacerse?
Intenté responder a mis cuestionamientos, resultados de cambios importantes en mi vida, recurriendo a la llamada “hormona del amor”, creí que ésta podría darme respuesta. Y me topé con lo siguiente:
La oxitocina es una hormona relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal y paternal que actúa también como neurotransmisor en el cerebro. Se dice que la función de dicha hormona está asociada con la afectividad, la ternura, el contacto y el orgasmo en ambos sexos.
Nuestro cerebro continuará liberándola siempre que reciba los estímulos apropiados, lo que ocasionará que sintamos placer.
Esto no responde mis dudas, genera otras: ¿El placer es lo único que requerimos en una relación? ¿Sin placer no hay amor? ¿Sin amor…? Etcétera.
Me disculpo si divagué en este post o si lo he hecho en todos los que he publicado; desde mi particular punto de vista el amor, sexualidad, erotismo, sexo y demás, continúan evolucionando, lo hacen todos los días.
