domingo, 14 de junio de 2009

Sensual Espiritual con Victoria Dunajev!!

Sentir un cuerpo ajeno

Sentir un cuerpo, unas manos rodeando la piel, que está caliente, que desea estar cerca de otro cuerpo igual a ella. A muchos les gusta tener el consentimiento de su pareja para poder tocarla y tener relaciones con ella, pero a otros, el sabor del dolor, del descontento y la agonía los lleva al éxtasis.

El “frotteurismo”, el placer por frotar el cuerpo o los órganos con otra persona sin su consentimiento, es una parafilia muy utilizada en la sociedad moderna, tan sólo hay que ver los ejemplos en el metro o en los autobuses.

Los amantes del “froterismo” aman las aglomeraciones y se excitan sólo rozando sus genitales con algunas partes de su “víctima” y lo disfrutan más si éstas se sienten amenazadas y no dicen ni una sola palabra.

Todas estas conductas se tienen que hacer de manera rápida, pues los frotteuristas saben que corren riesgo de que las víctimas u otras personas se den cuenta de sus conductas, así que se conforman con tener una intensa adrenalina tocando y sintiendo el cuerpo de otra persona, creyendo y excitándose como en una relación sexual.


Esta parafilia es muy recurrente en la vida citadina, pues muchos hombres, sobretodo del sexo masculino, gozan de este comportamiento. A muchos de ellos les encanta el enojo con que reacciona su víctima y eso les hace subir la adrenalina y la excitación.

Posar sus manos en una carne prohibida, exalta el deseo de un cuerpo marchito, de un ser que necesita de la tentación para excitarse, para lograr una felicidad tremenda.

El froterismo es una de las conductas más odiadas por la sociedad en general, el sólo hecho de sentir un cuerpo ajeno, una persona que no conoces tratando de excitarse con una cercanía tan familiar, es desagradable para cualquier persona.

Esa es la razón por la que los amantes de estas conductas actúan con rapidez y alejándose de sus víctimas, sólo aman sentir por unos minutos la carne de alguien anónimo, que nunca volverán a ver, sólo desean tener en su tacto y en su memoria a cuantas personas les han hecho lo mismo.

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