domingo, 6 de marzo de 2011

Art Is Everywhere con Mariana Plata!!

Obra: belleza y buen gusto…

Lo que es conocido como bello y buen gusto ha variado de acuerdo con los años, épocas, corrientes y tendencias; el concepto en su esencia es el mismo, lo que ha cambiado es lo que calificamos como tal y, aunque la cosa u obra pertenezca al mismo tiempo o época, es difícil que haya un consenso para que sea declarada bella en su totalidad.

Un problema que tiene la belleza es que es un término muy subjetivo y, por ende, muy difícil de comprobar fuera de la mente humana; es como querer demostrar la existencia de Dios o del alma. Con otros calificativos es más fácil saber su existencia, por ejemplo, una persona puede indicar cuando está triste, pues se trata de un sentimiento que se experimenta y que, además, puede ser confirmado por alguien más. En contraste, un sujeto no puede afirmar si es bonito o feo (a menos que sea muy seguro de sí mismo o con mucho ego), pues se trataría tan solo de su opinión; la belleza y la fealdad no se experimentan ni se sienten, ya que no hay principios establecidos o universales sobre cómo debe sentirse o ser.

De tal forma, la belleza depende totalmente de la mente que lo califica como tal, por lo que no puede ser cualquiera, ésta debe tener cierta inteligencia, conocimiento y sentido del gusto más educado, sensible y delicado que el resto de las personas, pero aun con todas estas cualidades, el “buen gusto” no deja de ser relativo porque el objeto donde se encuentra el fundamento siempre es imperfecto. Es imposible que el hombre alcance la perfección de las facultades que le permiten poseer el buen gusto, al contrario, conforme transcurre el tiempo, éstas se transforman, no sólo por cuestiones fisiológicas, sino por la constante modernización de los estilos de vida que provocan el rezago en las formas de pensamiento como el gusto.

Justamente como la belleza tiene sus dificultades para sostenerse a sí misma, el buen gusto también presenta cierta problemática en cuanto a ello. Entre las características que engloban el significado del gusto está la elección, pues a fin de cuentas, el concepto involucra la inclinación hacia algo, trae una decisión implícita donde el que observa tiene la voluntad de sentir goce hacia la obra, sin embargo, puede existir el caso donde la satisfacción resulte más espontánea e irracional, pero ¿la hace más objetiva? Sí, aunque todavía es un goce individual, simplemente hay más objetividad porque no hubo pensamiento, elección y análisis de por medio, fue más puro, pero no deja de ser subjetivo y así será mientras otro sienta algo completamente distinto. Y a pesar de que existiera una regla universal acerca del buen gusto para que éste fuera objetivo, sería complicado mantenerla bajo los mismos principios por mucho tiempo.

En el supuesto de que la belleza existe en cuanto la mente humana le da ese valor y que el buen gusto puede ser objetivo, la misma obra u objeto tiene una razón de ser y una intención, que pese a que la persona tuviera buen gusto, podría no lograr percibir ese deleite que la obra requiere o pretendía.

Habrá ocasiones en que coincida lo que la obra pretendía y lo que el sujeto siente al contemplarla, de hecho, sería lo ideal, pero sería indebido calificar de mal gusto si no coincide con lo que la obra procuraba. Cierto es que para alcanzar un buen gusto y poder calificar la belleza, se necesita experiencia en el tema y, además, una crítica de la misma, para educar lo aprendido, sólo así, el sujeto puede ser considerado, parcialmente, capacitado para juzgar lo bello y lo feo. En resumidas cuentas, el concepto de belleza puede determinarse según el buen gusto que lo califique, mismo que no puede ser refutado porque ese gusto está educado sobre una base sólida de conocimiento, estudio y experiencia.
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